Focalizaré mi ensayo en los capitulos
seis, ocho y nueve debido al ruido que me produjeron , y por que las palaras,
enunciaciones y análisis del autor me hisieron cuestionarme el mundo en el que
vivo, a donde va y que promete.
Estoy de acuerdo con Bernays sobre la
afirmación de que muchos aspectos del mundo contemporaneo, tales como la
política y la educación, son manejados,
y deben ser como si fueran empresas para
que funcionen y sean rentables. A pesar de que el libro fue escrito hace ya
varios años, y varios conceptos quedaron viejos, presisamente en esta cuestión creo que la
mirada del autor se asemenja bastante a lo que hoy vivimos, si bien no estoy de
acuerdo en que así sea.
Mi pregunta es si la propaganda es
tan vital en TODOS los rubros, o más bien, si esta bien que lo sea. En mi
opinión no es así como debe ser. No es que la propaganda en si sea mala, sino
que creo que estamos inmersos en un círculo vicioso en el cual la propaganda es
protagonista y le esta ganando una importante batalla al pensamiento, la razón,
la cultura.
En cuanto a la política, Bernays
escribe en uno de sus parrafos: “(…)el uso de la propaganda, cuidadosamente
ajustada a la mentalidad de las masas, constituye un elemento escencial de la
vida política.” En el mundo de la ignorancia en el que vivimos, una política
ajustada a la mentalidad de las masas significa una politica vaga, vacía,
superficial, sin proyectos para el desarrollo de un país y lleno de proyectos para
el crecimiento especialmente patrimonial, de un gran número de políticos.
El libro hace incapié en analizar
cuales son los deseos del pueblo y en crear un candidato con una personalidad
adecuada que será la “piedra filosofal”, para, a partir de alli formular una
buena campaña. ¿No creen que sería más importante formular una plataforma rica
en contenidos y propuestas?
Este es el círculo vicioso al que me
refería. Ante un público ignorante, se hace política para ignorantes. Si lleno
mis discursos de contenidos serios el electorado votará a quien siga lo que
quiero escuchar y empapele la ciudad con afiches con cara simpáticas y frases
livianas y agradables. Pues entonces, no queda otra alternativa que hacer esta
clase de política. Pero, ¿Tiene esta situación solución? Creo yo que es tarea
de los relacionistas públicos buscar la manera de poder combinar
equilibradamente una comunicación efectiva
y una política que valga la pena y tenga como propósito el crecimiento
del país. Me desalienta escuchar a exitosos profesionales de la comunicación
política conformarse con lo que hay y no plantearse nuevos desafíos para lograr
un cambio. ¿Es posible salir de este inmenso círculo vicioso? Creo, o quiero
creer que si se puede.
Coincido con el autor, en lo que
respecta a la educación, en que no hay conciencia del valor que esta posee y
que como fuerza social no recibe la atención que de ha de esperar en una
democracia.
No estoy en absoluto de acuerdo con
que el educador debe preocuparse por el público en general además de dedicarse
a sus tareas académicas. Considero que en una sociedad cada uno cumple
determinado rol, y no es tarea de los docentes crear el ambiente y la buena
predisposición en la gente para poder realizar su tarea, sino que con la
spolíticas públicas quienes deben encargarse de estas cuestiones. No creo que
los educadores tengan que ser propagandistas, sino que se deben focalizar en
educar en contenidos, ética y cultura para que la gente sea pensante y
autónoma. De esta manera podrán decidir por si mismos, con opiniones sólidos y
no guiados y por que no a veces engañados por los contenidos vacíos de la
propaganda. ¿No será que aquel gobierno invisible al que Bernays hace
referencia prfieren una sociedad de ignorantes facilmente manipulable?
No tengo una postura en contra de la
propaganda, es sólo que no estoy de acuerdo en darle tanta importancia dejando
de lado lo que realmente es relevante que es la acción y los proyectos y no
solamente como comunico y utilizando que recursos, lo importante es QUE comunico.
Es importante no perder de vista que
somos ciudadanos y como tales tenemos responsabilidades para con nostros mismo,
para con los demás y para con nuetsro país y nuestro mundo. Como futuros
relacionistas públicos debemos asumir el deber de utilizar la comunicación como
un medio para transmitir ideas y contenidos ricos, y no un medio adaptado a la
mediocridad. Sino, ¿Quién será el primero que intente cambiar esta situación?
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