¿ES
POSIBLE LA VIDA SIN
PROPAGANDA?
Nos levantamos a la mañana,
prendemos el televisor, sintonizamos un programa de radio, o abrimos el periódico
y nos encontramos con publicidades, salimos a la calle para ir a la universidad
o al trabajo y los anuncios parecieran que nos comieran, para donde miremos hay
publicad. ¿Pero es publicidad, o propaganda? Hoy las empresas ya no venden
productos sino valores, sentimientos e imagen, la estandarización de la oferta
hizo que los productores comiencen a diferenciarse por su mensaje y no por el
objeto material que ofrecen. La publicidad comercial, adquiere rasgos de la
propaganda y se asemeja mucho a ella. A esta situación ya la advertía Edward
Bernays en su libro “Propaganda” que fue escrito en 1927, hace casi 85 años
atrás, “Creo que la competencia que nos deparará el futuro no sólo se limitará a la
competencia publicitaria entre productos particulares […] sino que además se
dimirá en el terreno de la propaganda”[1]
Pero no sólo la propaganda sirve a
la industria comercial, Bernays en el mismo libro, expone que es un recurso que
simplifica la realidad, indispensable para el desarrollo y subsistencia de todas las esferas de la vida, como
política, educación, negocios, servicios
sociales, arte y ciencia. Yo creo que su punto de vista sobrestima a este
instrumento. Nada es indispensable y menos un recurso altamente asociado con la
manipulación.
Bernays, defiende a la propaganda
explicando que en sus inicios (1627) se aplicó a una Sociedad de Cardenales
para el cuidado y supervisión de las misiones en el extranjero y en los años
sucesivos terminó siendo aplicada a cualquier plan para propagar una doctrina.
Desde esta conceptualización, la propaganda es una actividad legítima. Pero hoy
se utiliza para manipular y moldear a la opinión pública a favor de grupos
determinados que defienden sus intereses y no los de toda la sociedad. La
propaganda no es tan genuina como la presenta Bernays sino que deviene
perjudicial y reprensible.
Desde la esfera de la política,
según el autor, el “gobierno invisible” es quien manipula conciente e
inteligentemente los hábitos y opiniones organizadas de las masas, es decir, es
quien mueve los hilos que controlan el
pensamiento público y quien detenta el poder. Al ser la mayoría de los países
de hoy democracias competitivas, en donde puede llegar a haber y hay una
alternancia de gobiernos, no opino lo mismo. Si bien en política se utiliza la
propaganda para ganar votos y adhesiones, no me parece que la relación entre
los gobernantes y los ciudadanos sea como la de un titiritero y su marioneta.
Las personas pueden pensar y tienen sus propios ideales. Cuando Bernays
escribió el libro, sólo existía la radio y la TV recién surgía, hoy gracias a la variedad de
medios de comunicación existentes podemos informarnos sobre un tema desde
distintas perspectivas y así crear la nuestra. Por otro lado, no es tan simple
manipular a la opinión pública porque tiene estereotipos que son difíciles de
derribar. Al ser la realidad tan compleja, los hombres la organizan a través de
estereotipos, a los cuales se aferran para sentir que tienen conocimiento y
control de ella. Por ello no es fácil, romperlos, porque la gente se siente
segura con la sistematización del mundo que van armando.
En el mundo de los negocios, según
manifiesta Bernays, la persona a cargo de las relaciones públicas es quien
maneja la propaganda, para lograr la interacción entre la empresa y sus
públicos. La interacción sólo se da para vender productos, para ganar clientes
en el corto plazo. La profesión es mucho más que vender un producto, para ello
están los publicistas, quienes por medio de avisos creativos, logran llamar la
atención del público objetivo. Los profesionales de las relaciones públicas,
trabajan con los vínculos entre la organización y los distintos públicos, no
sólo con el público al cual se destina el producto. La idea es crear una
relación a largo plazo, por medio de programas y técnicas, sin la necesidad de
manipularlos.
Otro ámbito de la vida en el cual le
confiere un papel muy importante a la propaganda es la educación, argumentando,
que tanto los espacios educativos, públicos como los privados la necesitan para
conseguir financiamiento. La educación es uno de los procesos básicos de la
vida del ser humano, ya en el siglo XXI, estamos todos de acuerdo en que el
conocimiento, es fundamental para la vida. No creo que necesite de la propaganda para
subsistir, ya que esta bien erradicada en las sociedades modernas y es considerada como imprescindible para el
desarrollo humano.
Presentadas mis opiniones, puedo
concluir diciendo, que la propaganda es una técnica para modificar el
pensamiento, actitud o comportamiento de la opinión pública, pero no es la
única, ni la más eficiente, y tampoco es imprescindible para el desarrollo de
las actividades del hombre.
Bibliografía:
Bernays, Edward, Propaganda, España, Melusina, 2008
Anabela Visintin
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