lunes, 18 de junio de 2012


¿ES POSIBLE LA VIDA SIN PROPAGANDA?

            Nos levantamos a la mañana, prendemos el televisor, sintonizamos un programa de radio, o abrimos el periódico y nos encontramos con publicidades, salimos a la calle para ir a la universidad o al trabajo y los anuncios parecieran que nos comieran, para donde miremos hay publicad. ¿Pero es publicidad, o propaganda? Hoy las empresas ya no venden productos sino valores, sentimientos e imagen, la estandarización de la oferta hizo que los productores comiencen a diferenciarse por su mensaje y no por el objeto material que ofrecen. La publicidad comercial, adquiere rasgos de la propaganda y se asemeja mucho a ella. A esta situación ya la advertía Edward Bernays en su libro “Propaganda” que fue escrito en 1927, hace casi 85 años atrás, “Creo que la competencia que nos deparará  el futuro no sólo se limitará a la competencia publicitaria entre productos particulares […] sino que además se dimirá en el terreno de la propaganda”[1]
            Pero no sólo la propaganda sirve a la industria comercial, Bernays en el mismo libro, expone que es un recurso que simplifica la realidad, indispensable para el desarrollo y subsistencia  de todas las esferas de la vida, como política, educación, negocios,  servicios sociales, arte y ciencia. Yo creo que su punto de vista sobrestima a este instrumento. Nada es indispensable y menos un recurso altamente asociado con la manipulación.
            Bernays, defiende a la propaganda explicando que en sus inicios (1627) se aplicó a una Sociedad de Cardenales para el cuidado y supervisión de las misiones en el extranjero y en los años sucesivos terminó siendo aplicada a cualquier plan para propagar una doctrina. Desde esta conceptualización, la propaganda es una actividad legítima. Pero hoy se utiliza para manipular y moldear a la opinión pública a favor de grupos determinados que defienden sus intereses y no los de toda la sociedad. La propaganda no es tan genuina como la presenta Bernays sino que deviene perjudicial y reprensible.
            Desde la esfera de la política, según el autor, el “gobierno invisible” es quien manipula conciente e inteligentemente los hábitos y opiniones organizadas de las masas, es decir, es quien mueve los hilos que controlan  el pensamiento público y quien detenta el poder. Al ser la mayoría de los países de hoy democracias competitivas, en donde puede llegar a haber y hay una alternancia de gobiernos, no opino lo mismo. Si bien en política se utiliza la propaganda para ganar votos y adhesiones, no me parece que la relación entre los gobernantes y los ciudadanos sea como la de un titiritero y su marioneta. Las personas pueden pensar y tienen sus propios ideales. Cuando Bernays escribió el libro, sólo existía la radio y la TV recién surgía, hoy gracias a la variedad de medios de comunicación existentes podemos informarnos sobre un tema desde distintas perspectivas y así crear la nuestra. Por otro lado, no es tan simple manipular a la opinión pública porque tiene estereotipos que son difíciles de derribar. Al ser la realidad tan compleja, los hombres la organizan a través de estereotipos, a los cuales se aferran para sentir que tienen conocimiento y control de ella. Por ello no es fácil, romperlos, porque la gente se siente segura con la sistematización del mundo que van armando.
            En el mundo de los negocios, según manifiesta Bernays, la persona a cargo de las relaciones públicas es quien maneja la propaganda, para lograr la interacción entre la empresa y sus públicos. La interacción sólo se da para vender productos, para ganar clientes en el corto plazo. La profesión es mucho más que vender un producto, para ello están los publicistas, quienes por medio de avisos creativos, logran llamar la atención del público objetivo. Los profesionales de las relaciones públicas, trabajan con los vínculos entre la organización y los distintos públicos, no sólo con el público al cual se destina el producto. La idea es crear una relación a largo plazo, por medio de programas y técnicas, sin la necesidad de manipularlos.
            Otro ámbito de la vida en el cual le confiere un papel muy importante a la propaganda es la educación, argumentando, que tanto los espacios educativos, públicos como los privados la necesitan para conseguir financiamiento. La educación es uno de los procesos básicos de la vida del ser humano, ya en el siglo XXI, estamos todos de acuerdo en que el conocimiento, es fundamental para la vida.  No creo que necesite de la propaganda para subsistir, ya que esta bien erradicada en las sociedades modernas y  es considerada como imprescindible para el desarrollo humano.
            Presentadas mis opiniones, puedo concluir diciendo, que la propaganda es una técnica para modificar el pensamiento, actitud o comportamiento de la opinión pública, pero no es la única, ni la más eficiente, y tampoco es imprescindible para el desarrollo de las actividades del hombre. 

Bibliografía:
Bernays, Edward, Propaganda, España, Melusina, 2008

Anabela Visintin
 
           
             


[1]Bernays, Edward, Propaganda, España, Melusina, 2008, pág.105.

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